Pese a su marginalización en la industria global, el reparto ha demostrado ser una de las expresiones más vibrantes y auténticas de la música urbana cubana. Desde sus raíces en la timba y el reguetón, ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno de masas.
Su esencia radica en la combinación de patrones rítmicos acelerados, bajos contundentes y una lírica marcada por la oralidad popular. En otras palabras, es el sonido del barrio cubano contemporáneo.
Pero, como en todo género musical, hay artistas que brillan… y otros que solo relumbran. Es en este contexto donde aparece Bebeshito, una figura que ha logrado una popularidad indiscutible, aunque su talento vocal es, por decirlo amablemente, discutible.
No se trata solo de la agresiva desafinación que caracteriza su interpretación, sino de su limitada expresividad melódica, lo que confirma su absoluta dependencia de la pista musical para sostener su propuesta artística. (Pérez, Estudios de desafinación en la música urbana, 2021)
La monotonía rítmica y la falta de variación melódica hacen que su interpretación sea intercambiable con cualquier otro tema suyo. ¿Estamos ante una marca personal o ante una absoluta incapacidad para innovar?
Consideremos un ejemplo de su canción “Mi nombre”:
“…porque yo estoy brillando con luz propia
Y ustedes son copia, son unos envidiosos…”
Aquí observamos dos fenómenos interesantes: la autoafirmación sin pruebas concretas y la dependencia de lugares comunes.
Su técnica vocal, mientras tanto, sigue siendo un enigma sin resolver. Algunos defensores del Bebeshito argumentan que su éxito es prueba de su calidad. Pero bajo ese criterio, ¿acaso los millones de visualizaciones hacen de un video de gatos una obra maestra del cine?
A su favor, hay que decir que su instinto comercial es notable. Ha sabido insertarse en la ola del reparto con una estética llamativa y un marketing agresivo. Pero, ¿es esto suficiente para ser considerado un buen cantante?
En conclusión: mientras el reparto continúa ganando legitimidad como género, figuras como Bebeshito desafían nuestra capacidad de definir el talento. ¿Es carisma? ¿Es estrategia? ¿O simplemente el triunfo del ruido sobre la música?
En fin, dudo que los reparteros hayan llegado al final, pero bueno, si es así dejen su odio por aquí.
PD: Mención especial al del güito, ese man lo da todo en el escenario.
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